Guía
para peregrinar a Santiago - 2
Oficina
de Acogida a Peregrinos (Archidiócesis de Santiago
de Compostela)
Segunda
Parte : Oración del Peregrino
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DOMINGO
Oración
de la Mañana
Himno
:
Gracias,
Señor, por la aurora; gracias, por el nuevo día; gracias,
por la Eucaristía; gracias, por nuestra Señora:
y gracias, por cada hora de nuestro andar peregrino.
Gracias,
por el don divino de tu paz y de tu amor, la alegría
y el dolor, al compartir tu camino.
Gloria
al Padre, gloria al Hijo, gloria al Espíritu Santo,
por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo
148
Alabad
al Señor en el cielo, alabad al Señor en lo alto. Alabadlo,
todos sus ángeles; alabadlo todos sus ejércitos.
Alabadlo,
sol y luna; alabadlo, estrellas lucientes. Alabadlo,
espacios celestes y aguas que cuelgan en el cielo.
Alaben
el nombre del Señor, porque Él lo mandó, y existieron.
Les dio consistencia perpetua y una ley que no pasará.
Alabad
al Señor en la tierra, cetáceos y abismos del mar, rayos,
granizo, nieve y bruma, viento huracanado que cumple
sus órdenes, montes y todas las sierras, árboles frutales
y cedros, fieras y animales domésticos, reptiles y pájaros
que vuelan.
Reyes
y pueblos del orbe, príncipes y jefes del mundo, los
jóvenes y también las doncellas, los viejos junto con
los niños, alaben el nombre del Señor, el único nombre
sublime.
Su
majestad sobre el cielo y la tierra; Él acrece el vigor
de su pueblo. Alabanza de todos sus fieles, de Israel,
su pueblo escogido.
Antífona
Alabad
al Señor en el cielo. Aleluya
Lectura
breve
“Tú
estás en medio de nosotros, Señor; tu nombre ha sido
invocado sobre nosotros: no nos abandones, Señor, Dios
nuestro” (Jr 14,9).
Reflexión
Dios
jamás nos abandona en su amor providente, pero con frecuencia
ante su silencio, nos sentimos desconcertados y le decimos,
como Jesús en la Cruz: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué
me has abandonado?”. ¡Ojalá también, como Jesús, nos
pongamos confiadamente en sus manos!, y le digamos como
Él, “más no se haga mi voluntad, sino la tuya”.
Padrenuestro
«Padre
nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la
tierra como en el cielo.
Danos
hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.
Amén.»
Oración
Espíritu
Santo,
eres
viento: llévame donde quieras;
eres
brisa: déjame respirar lo nuevo;
eres
fuerza: levántame del suelo;
eres
vida: dame pasión por la vida;
eres
alimento: nútreme de tu savia;
eres
luz: ilumíname con tus rayos;
eres
calor: calienta mi existencia;
eres
libertad: hazme libre;
eres
fecundidad: cúbreme con tu sombra;
eres
agua viva: dame de beber;
eres
respuesta: dame fuerza para decir sí
al
Padre, al Hijo y a ti, Espíritu Santo.
Oración
de la Noche
Himno
Día
y noche siempre Tú, Señor, estás conmigo, día y noche
siento que Tú estás en mí.
Si
anochece en el camino siempre Tú, Señor, estás conmigo;
aunque duren las tinieblas siento que Tú estás en mí.
En
las pruebas de la vida, siempre Tú, Señor, estás conmigo;
al luchar confío en Ti, siento que Tú estás en mí.
A
través de mis hermanos, siempre Tú, Señor, estás conmigo;
al servirles cada día siento que Tú estás en mí.
Al
unirme en comunión siempre Tú, Señor, estás conmigo;
al sentir tu paz y amor siento que Tú estás en mí.
Cuando
tengo que sufrir, siempre Tú, Señor, estás conmigo;
al llevar la cruz contigo siento que Tú estás en mí.
Salmo
121
Alzo
mis ojos a los montes: ¿de dónde vendrá mi auxilio?
Mi auxilio me viene del Señor, que hizo el cielo y la
tierra.
No
permitirá que resbale tu pie, tu guardián no duerme
No, no duerme ni reposa el guardián de Israel.
El
Señor es tu guardián, tu sombra protectora, está a tu
derecha. De día el sol no te hará daño, ni la luna de
noche.
El
Señor te guarda de todo mal, Él guarda tu alma; El Señor
guarda tus salidas y entradas, desde ahora y por siempre.
Lectura
breve
“No
lleguéis a pecar; que la puesta del sol no os sorprenda
en vuestro enojo. No dejéis resquicio al diablo” (Ef
4,26-27).
Reflexión
Pecar
es optar por el “desamor”, comportarse de forma egoísta,
dar la espalda a Dios y al hermano. El Apóstol Pablo
nos pide que, antes de la puesta del Sol, depongamos
y olvidemos nuestro enojo y nos reconciliemos con Dios
y el hermano. Esto significa no dejar resquicio al diablo.
El amor es la clave de la vida y la felicidad; antes
de dormir hemos de abrir nuestro corazón al amor.
Padre
nuestro…
Antífona
Sálvanos,
Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos para
que velemos con Cristo y descansemos en paz. Amén.
Cántico
de Simeón. Lc 2, 29-32
Ahora,
Señor, según tu promesa puedes dejar a tu siervo irse
en paz.
Porque
mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado
ante todos los pueblos:
Luz
para alumbrar a las naciones, y gloria de tu pueblo
Israel.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos
de los siglos.
Amén.
Oración
Conclusiva
Que
Dios esté delante de ti para mostrarte el camino recto.
Que
Dios esté junto a ti para abrazarte y protegerte de
peligros a izquierda y derecha.
Que
Dios esté detrás de ti para preservarte de la asechanza
de los malvados.
Que
Dios esté debajo de ti para recogerte cuando caigas
y librarte de la trampa.
Que
Dios esté en ti, para consolarte cuando estés triste.
Que
Dios esté junto a ti, para defenderte cuando otros se
abalancen sobre ti.
Que
Dios esté sobre ti para bendecirte. Así te bendiga el
Dios de bondad. Amén”
(Antigua
oración cristiana de bendición)
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LUNES
Oración
de la mañana
Himno
Mis
ojos, mis pobres ojos que acaban de despertar los hiciste
para ver, no sólo para llorar.
Haz
que sepa adivinar entre las sombras la luz, que nunca
me ciegue el mal ni olvide que existes tú.
Que,
cuando llegue el dolor, que yo sé que llegará, no se
me enturbie el amor, ni se me nuble la paz.
Sostén
ahora mi fe, pues, cuando llegue a tu hogar, con mis
ojos te veré y mi llanto cesará. Amén.
Salmo
18
El
cielo proclama la gloria de Dios, el firmamento pregona
la obra de sus manos: el día al día le pasa el mensaje,
la noche a la noche se lo susurra.
Sin
que hablen, sin que pronuncien, sin que resuene su voz,
a toda la tierra alcanza su pregón y hasta los límites
del orbe su lenguaje.
Allí
le ha puesto su tienda al sol: Él sale como el esposo
de su alcoba, contento como un héroe, a recorrer su
camino.
Asoma
por un extremo del cielo, y su órbita llega al otro
extremo: nada se libra de su calor.
Antífona
Bendito
eres, Señor, en la bóveda del cielo
Lectura
breve
“Derramaré
sobre vosotros un agua pura que os purificará: de todas
vuestras inmundicias e idolatrías os he de purificar;
y os daré un corazón nuevo, y os infundiré un espíritu
nuevo; arrancaré de vuestra carne el corazón de piedra,
y os daré un corazón de carne. Os infundiré mi espíritu,
y haré que caminéis según mis preceptos, y que guardéis
y cumpláis mis mandatos” (Ez 36,25-27).
Reflexión
Nuestro
corazón, muchas veces se vuelve duro, insensible a causa
del orgullo, de la soberbia, de la avaricia, del egoísmo,
la envidia, el rencor; pero el Señor cumple su palabra,
“os infundiré un espíritu nuevo; arrancaré de vuestra
carne el corazón de piedra y os daré un corazón de carne”.
Un corazón capaz de amar, de generosidad, de entrega,
de perdón… para que podamos vivir según el precepto
del amor y cumpliendo así los mandatos del Señor.
Padre
nuestro…
Oración
Señor,
tú eres el dueño de la viña y de los sembrados, tú el
que repartes las tareas y distribuyes el justo salario
a los trabajadores; ayúdanos a soportar el peso del
día y el calor de la jornada sin quejarnos nunca de
tus planes. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
Oración
de la noche
Himno
Moveremos las montañas
Se
ha puesto el sol y en la noche caminamos, venimos del
dolor pero sonreímos.
Somos
la semilla del día que comienza y forjamos, con Dios,
nuestro destino.
Volveremos
a nacer de las cenizas, plantaremos la flor donde no
hay nada, hablaremos de amor donde haya odio y, algún
día, algún día, moveremos las montañas.
Porque
somos partidarios de la vida y llevamos en el pecho
la esperanza, porque somos caminantes en la noche de
los tiempos, y en la noche previvimos la mañana.
Construiremos
la paz sobre la guerra, llenaremos las casas de alegría,
llamaremos hermano a cada hombre y será entonces que
los hombres serán una familia.
Salmo
18
El
cielo proclama la gloria de Dios, el firmamento pregona
la obra de sus manos: el día al día le pasa el mensaje,
la noche a la noche se lo susurra.
Sin
que hablen, sin que pronuncien, sin que resuene su voz,
a toda la tierra alcanza su pregón y hasta los límites
del orbe su lenguaje.
Allí
le ha puesto su tienda al sol: Él sale como el esposo
de su alcoba, contento como un héroe, a recorrer su
camino.
Asoma
por un extremo del cielo, y su órbita llega al otro
extremo: nada se libra de su calor.
Lectura
breve
“Verán
al Señor cara a cara y llevarán su nombre en la frente.
Ya no habrá más noche, ni necesitarán luz de lámpara
o del sol, porque el Señor Dios irradiará luz sobre
ellos, y reinarán por los siglos de los siglos” (Ap
22,4-5).
Reflexión
El
Apocalipsis, en su lenguaje simbólico y, muchas veces,
críptico, nos anuncia que en la plenitud del Reino de
Dios reinará la luz. Dios es la luz. Cuando Jesús se
mostró a nuestro Apóstol, junto a su hermano y a Pedro,
el evangelista nos dice que su figura se volvió como
la luz, es la forma de hacernos ver plásticamente la
realidad de Dios. Las tinieblas y la noche suelen ser
el espacio preferido de los que no quieren que se sepa
lo que hacen. Que el caminar a la Tumba de Santiago
nos enseñe a ser siempre claros y diáfanos en nuestra
vida y conducta.
Padre
nuestro…
Antífona
Sálvanos,
Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos para
que velemos con Cristo y descansemos en paz. Amén.
Cántico
de Simeón: Lc 2, 29-32
Ahora,
Señor, según tu promesa puedes dejar a tu siervo irse
en paz.
Porque
mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado
ante todos los pueblos:
Luz
para alumbrar a las naciones, y gloria de tu pueblo
Israel.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos
de los siglos. Amén.
Oración
conclusiva
Pongo
mi vida en tus manos.
Te
la doy, Dios mío, con todo el amor de mi corazón, porque
te amo y porque mi amor me pide darme, ponerme en tus
manos sin medida.
Me
pongo en tus manos con infinita confianza, porque tú
eres mi Padre”
(Oración
de abandono, Charles de Foucauld)
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MARTES
Oración
de la mañana
Himno
Al
filo de los gallos, viene la aurora; los temores se
alejan como las sombras. ¡Dios, Padre nuestro, en tu
nombre dormimos y amanecemos!
Como
luz nos visitas, Rey de los hombres, como amor que vigila
siempre de noche; cuando el que duerme, bajo el signo
del sueño, prueba la muerte.
Del
sueño del pecado nos resucitas, y es señal de tu gracia
la luz amiga. ¡Dios que nos velas! Tú nos sacas por
gracia de las tinieblas.
Gloria
al Padre, y al Hijo, gloria al Espíritu, al que es paz,
luz y vida, al Uno y Trino; gloria a su nombre y al
misterio divino que nos lo esconde. Amén.
Salmo
23
Del
Señor es la tierra y cuanto la llena, el orbe, y todos
sus habitantes: Él la fundó sobre los mares, Él la afianzó
sobre los ríos.
-¿Quién
puede subir al monte del Señor? ¿Quién puede estar en
el recinto sacro?
-El
hombre de manos inocentes, y puro corazón, que no confía
en los ídolos ni jura contra el prójimo en falso. Ése
recibirá la bendición del Señor, le hará justicia el
Dios de salvación.
-Éste
es el grupo que busca al Señor, que viene a tu presencia,
Dios de Jacob. ¡Portones!, alzad los dinteles, que se
alcen las antiguas compuertas: va a entrar el Rey de
la gloria.
-¿Quién
es ese Rey de la gloria? -El Señor, héroe valeroso;
el Señor, héroe de la guerra. ¡Portones!, alzad los
dinteles, que se alcen las antiguas compuertas: va a
entrar el Rey de la gloria.
-¿Quién
es ese Rey de la gloria? -El Señor, Dios de los ejércitos.
Él es el Rey de la gloria.
Antífona
El
hombre de manos inocentes y puro corazón subirá al monte
del Señor.
Lectura
breve
“Alegraos
de ello, aunque de momento tengáis que sufrir un poco,
en pruebas diversas: así la comprobación de vuestra
fe —de más precio que el oro, que, aunque perecedero,
lo aquilatan a fuego— llegará a ser alabanza y gloria
y honor cuando se manifieste Jesucristo. No habéis visto
a Jesucristo, y lo amáis; no lo veis, y creéis en Él;
y os alegráis con un gozo inefable y transfigurado,
alcanzando así la meta de vuestra fe: vuestra propia
salvación” (1Pe 1,6-9).
Reflexión
¡Cuántas
veces las pruebas diversas de la vida nos hacen flaquear
y debilitan en nosotros la fe y la esperanza! Algo similar
sucede en el Camino: las dificultades y el cansancio
del caminar nos hacen dudar si seguir adelante, pero
el ansia de alcanzar la meta, nos da fuerzas y anima
a seguir caminando en pos de esa meta. Ante las pruebas
diversas de la vida, reaccionamos igual que el peregrino
en el camino hasta alcanzar la meta de nuestra fe: nuestra
propia salvación.
Padre
nuestro…
Oración
Tras
el temor opaco de las lágrimas, no estoy yo solo. Tras
el profundo velo de mi sangre, no estoy yo solo.
Tras
la primera música del día, no estoy yo solo.
Tras
la postrera luz de las montañas, no estoy yo solo. Tras
el estéril gozo de las horas, no estoy yo solo.
Tras
el augurio helado del espejo, no estoy yo solo.
No
estoy yo solo; me acompaña, en vela, la pura eternidad
de cuanto amo. Vivimos junto a Dios eternamente.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu, por los siglos de
los siglos. Amén
Oración
de la noche
Himno
Si
vienes conmigo y alientas mi fe si estas a mi lado a
quien temeré.
A
nada tengo miedo, a nadie he de temer,
Señor,
si me protegen tu amor y tu poder. Me llevas de la mano,
me ofreces todo bien. Señor, Tú me levantas si vuelvo
a caer.
Qué
largo mi camino qué hondo mi dolor: ni un árbol me da
sombra ni escucho una canción. ¿Será que a nadie puedo
mirar ni sonreír?
Señor,
tú sólo quedas tú sólo junto a mí. En cosas
que se mueren yo puse el corazón fue tierra mi tesoro,
fue vana mi ilusión.
En
cosas que se mueren me voy muriendo yo, tú sólo vives
siempre tú sólo mi Señor.
Salmo
42
Como
busca la cierva corrientes de agua, así todo mi ser
te busca a ti, Dios mío.
Tengo
sed de Dios, del Dios vivo: ¿Cuándo entraré a ver el
rostro de Dios?
Las
lágrimas son mi pan noche y día, mientras todo el día
me repiten: "¿Dónde esta tu Dios?".
Me
lleno de nostalgia al recordar cómo marchaba a la cabeza
del grupo hacia la casa de Dios, entre cantos de júbilo
y alabanza, en el bullicio de la fiesta.
¿Por
qué estoy abatido?, ¿por qué me siento turbado? Esperaré
en Dios, y volveré a darle gracias, pues Él es mi salvador
y mi Dios.
Estoy
profundamente abatido, por eso te recuerdo desde el
Jordán y el Hermón y el Monte Miraz.
Una
sima grita a otra sima con voz de cascadas: tus torrentes
y tus olas me han arrollado.
De
día el Señor me brinda su amor, de noche mi canto y
mi oración son para el Dios de mi vida.
Diré
a Dios: “Roca mía, ¿por qué me olvidas? ¿Por qué voy
andando, sombrío, hostigado por mi enemigo?".
Se
me rompen los huesos por las burlas del adversario;
todo el día me preguntan: "¿Dónde esta tu Dios?".
¿Por
qué estoy abatido?, ¿por qué me siento turbado? Esperaré
en Dios, y volveré a darle gracias, pues Él es mi salvador
y mi Dios.
Lectura
breve
“Dios
nos ha destinado a obtener la salvación por medio de
nuestro Señor Jesucristo; Él murió por nosotros, para
que, despiertos o dormidos, vivamos con Él” (1Ts 5,9-10).
Reflexión
Vivir
con Cristo significa aprender a amar con el amor de
Dios. Hemos, pues, de ser los transformadores de un
mundo guiado por el individualismo egoísta en uno que
se rija por el amor. Los valores egoístas deben dejar
su sitio a los derivados del amor. Y
en
esta tarea viviremos con Cristo y Cristo con nosotros.
Padre
nuestro…
Antífona
Sálvanos,
Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos para
que velemos con Cristo y descansemos en paz. Amén.
Cántico
de Simeón: Lc 2, 29-32
Ahora,
Señor, según tu promesa puedes dejar a tu siervo irse
en paz.
Porque
mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado
ante todos los pueblos: Luz para alumbrar a las naciones,
y gloria de tu pueblo Israel.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en
el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén.
Oración
conclusiva
Sólo
desde el amor la libertad germina, sólo desde la fe
va creciéndole alas.
Desde
el cimiento mismo del corazón despierto, desde la fuente
clara de las verdades últimas.
Ver
al hombre y al mundo con la mirada limpia y el corazón
cercano, desde el solar del alma.
Tarea
y aventura: entregarme del todo, ofrecer lo que llevo,
gozo y misericordia.
Aceite
derramado para que el carro ruede sin quejas egoístas,
chirriando desajustes. Soñar, amar, servir, y esperar
que me llames, tú, Señor, que me miras, tú que sabes
mi nombre.
Gloria
al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Amén.
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MIÉRCOLES
Oración
de la mañana
Himno
Señor,
el día empieza. Como siempre, postrados a tus pies,
la luz del día queremos esperar. Eres la fuerza que
tenemos los débiles, nosotros.
Padre
nuestro, que en los cielos estás, haz a los hombres
iguales: que ninguno se avergüence de los demás; que
todos al que gime den consuelo; que todos, al que sufre
del hambre la tortura, le regalen en rica mesa de manteles
blancos con blanco pan y generoso vino; que no luchen
jamás; que nunca emerjan, entre las áureas mieses de
la historia, sangrientas amapolas, las batallas.
Luz,
Señor, que ilumine las campiñas y las ciudades; que
a los hombres todos, en sus destellos mágicos, envuelva
luz inmortal; Señor, luz de los cielos, fuente de amor
y causa de la vida.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Amén.
Salmo
35
El
malvado escucha en su interior un oráculo del pecado:
«No tengo miedo a Dios, ni en su presencia ». Porque
se hace la ilusión de que su culpa no será descubierta
ni aborrecida.
Las
palabras de su boca son maldad y traición, renuncia
a ser sensato y a obrar bien; acostado medita el crimen,
se obstina en el mal camino, no rechaza la maldad.
Señor,
tu misericordia llega al cielo, tu fidelidad hasta las
nubes; tu justicia, hasta las altas cordilleras, tus
sentencias son como el océano inmenso.
Tú
socorres a hombres y animales; ¡qué inapreciable es
tu misericordia, oh Dios!, los humanos se acogen a la
sombra de tus alas; se nutren de lo sabroso de tu casa,
les das a beber del torrente de tus delicias, porque
en ti está la fuente viva, y tu luz nos hace ver la
luz.
Prolonga
tu misericordia a quien te reconoce, tu justicia, con
los rectos de corazón; que no me pisotee el pie del
soberbio, que no me eche fuera la mano del malvado.
Han
fracasado los malhechores; derribados, no se pueden
levantar.
Antífona
Tu
luz, Señor, nos hace ver la luz.
Lectura
breve
“Llevad
a la práctica la palabra y no os limitéis a escucharla,
engañándoos a vosotros mismos. El que se concentra en
la palabra perfecta, la de la libertad, y es constante,
no para oír y olvidarse, sino para ponerla por obra,
éste será dichoso al practicarla” (St 1,22.25).
Reflexión
No
es suficiente el recto pensar. Al recto pensar ha de
seguir el bien obrar. Y el bien obrar se concreta en
la práctica del amor. Jesús que es la Palabra nos ha
dejado su mensaje: “amaos unos a otros”, pero de poco
sirve escucharla si no la llevamos a la práctica en
obras de amor en nuestra vida.
Padre
nuestro…
Oración
Señor
Jesús, hoy quiero darte gracias, tan sólo, por estar
aquí, en el Camino, por haberme sacado de mi casa, por
poder experimentar en estos días que puedo ser feliz
y libre a un mismo tiempo; por darme a vivir esta dicha
y serenidad de quien sabe que somos lo que somos ante
Dios y no más.
Y
aquí, lejos de mis bienes, lejos de de mi casa, lejos
de la seguridad que da el ser alguien entre los míos,
expuesto a la novedad de cada amanecer, a la sorpresa
de conocer cada día nuevos compañeros de camino, viviendo
de lleno cada instante de tu creación, codo a codo con
la hierba del campo, con el agua fría, con la noche
a cielo abierto… …quiero ofrecerte este trocito de libertad,
este camino andado sin prisas ni penurias, la libertad
que descubro viviendo al día, sintiendo al sol levantar
la mañana sobre mi rostro con el abrigo y la certeza
de saberte a mi lado.
Con
el cuerpo entregado y el espíritu hambriento, con ampollas
en los pies y las manos vacías, la mochila sin cerrar
y durmiendo en el suelo, Tu cuerpo y Sangre ofrecidos
se reciben de una manera especial.
Cuando
regrese a mi hogar no me dejes olvidar que la vida del
hombre es un Camino hacia Ti. Ayúdame a recorrerlo.
Oración
de la Noche
Himno
Como
una ofrenda de la tarde, elevamos nuestra oración; con
el alzar de nuestras manos, levantamos el corazón.
Al
declinar la luz del día, que recibimos como don, con
las alas de la plegaria, levantamos el corazón.
Haz
que la senda de la vida la recorramos con amor y, a
cada paso del camino, levantemos el corazón.
Cuando
sembramos de esperanza, cuando regamos con dolor, con
las gavillas en las manos, levantemos el corazón.
Gloria
a Dios Padre, que nos hizo, gloria a Dios Hijo Salvador,
gloria al Espíritu divino: tres Personas y un solo Dios.
Amén.
Salmo
144
Lleno
de confianza y gratitud por todo lo que hoy se hizo
posible en encuentros y acciones que han favorecido
la vida, me asombro con este agradecimiento al final
del día y balbuceo en voz baja:
¿Qué
es el ser humano para que TÚ te ocupes de él, el hijo
del hombre para que Tú te fijes en él?
Misterio
de mi humanación, vengo siguiendo el rastro de una respuesta.
Lectura
breve
“Sed
sobrios, estad alerta, que vuestro enemigo, el diablo,
como león rugiente, ronda buscando a quien devorar;
resistidle firmes en la fe” (1 P 5, 8-9).
Reflexión
El
apóstol San Pedro nos exhorta a tener cuidado porque
por todas partes el desamor institucionalizado nos acecha
para tragarnos en sus propósitos diabólicos de impedir
el único camino para felicidad que tiene el hombre.
Nuestra felicidad vendrá de nuestra incorporación al
Reino de Dios, un Reino cuya ley es el amor y cuya esperanza
es la Vida que nunca se acaba. Que no nos devore el
ambiente que nos rodea, resistamos firmes porque la
fe es la que nos hará felices.
Padre
nuestro…
Antífona
Sálvanos,
Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos para
que velemos con Cristo y descansemos en paz. Amén.
Cántico
de Simeón: Lc 2, 29-32
Ahora,
Señor, según tu promesa puedes dejar a tu siervo irse
en paz.
Porque
mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado
ante todos los pueblos: Luz para alumbrar a las naciones,
y gloria de tu pueblo Israel.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos
de los siglos. Amén.
Oración
conclusiva
El
trabajo, Señor, de cada día nos sea por tu amor santificado,
convierte su dolor en alegría de amor, que para
dar tú nos has dado.
Paciente
y larga es nuestra tarea en la noche oscura del amor
que espera; dulce huésped del alma, al que flaquea dale
tu luz, tu fuerza que aligera.
En
el alto gozoso del camino, demos gracias a Dios, que
nos concede la esperanza sin fin del don divino; todo
lo puede en Él quien nada puede. Amén.
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JUEVES
Oración
de la mañana
Himno
Buenos
días, Señor, a ti el primero encuentra la mirada del
corazón, apenas nace el día: Tú eres la luz y el sol
de mi jornada.
Buenos
días, Señor, contigo quiero andar por la vereda: Tú,
mi camino, mi verdad, mi vida; Tú, la esperanza firme
que me queda.
Buenos
días, Señor, a ti te busco, levanto a ti las manos y
el corazón, al despertar la aurora: quiero encontrarte
siempre en mis hermanos.
Buenos
días, Señor resucitado, que traes la alegría al corazón
que va por tus caminos ¡vencedor de tu muerte y de la
mía!
Salmo
80
Aclamad
a Dios, nuestra fuerza; dad vítores al Dios de Jacob!
Entonad
canciones, tocad los panderos, la dulce cítara y el
arpa, tocad la trompeta por la luna nueva, por la luna
llena, el día de nuestra fiesta: Porque es una ley de
Israel, un precepto del Dios de Jacob, una norma establecida
para José al salir de la tierra de Egipto.
Oigo
un lenguaje desconocido: Retiré sus hombros de la carga,
y sus manos dejaron la espuerta.
Clamaste
en la aflicción, y te libré, te respondí oculto entre
los truenos, te puse a prueba junto a la fuente de Meribá.
Escucha,
pueblo mío, doy testimonio contra ti; ¡ojalá me escuchases,
Israel!
No
tendrás un dios extraño, no adorarás un dios extranjero;
yo soy el Señor, Dios tuyo, que te saqué del país de
Egipto; abre la boca y te saciaré.
Pero
mi pueblo no escuchó mi voz, Israel no quiso obedecer:
los entregué a su corazón obstinado, para que anduviesen
según sus antojos.
¡Ojalá
me escuchase mi pueblo y caminase Israel por mi camino!:
en un momento humillaría a sus enemigos y volvería mi
mano contra sus adversarios; los que aborrecen al Señor
te adularían, y su suerte quedaría fijada; te alimentaría
con flor de harina, te saciaría con miel silvestre.
Antífona
Aclamad
a Dios, nuestra fuerza.
Lectura
breve
“No
hagas a otro lo que a ti no te agrada. Da tu pan al
hambriento y tu ropa al desnudo. Pide consejo al sensato
y no desprecies un consejo útil. Bendice al Señor Dios
en todo momento, y pídele que allane tus caminos y que
te dé éxito en tus empresas y proyectos” (Tb 4,15-16.18-19).
Reflexión
Nuestros
caminos en la vida a menudo son errados, seguimos atajos
que no llevan a ningún lado, nos cegamos con el orgullo,
la codicia, la lujuria, la envidia y el egoísmo nos
cierra a los demás, a vivir en el camino del amor. Jesús
es la luz que cura nuestras cegueras y nos da consejos
llenos de sabiduría: “Amad a vuestros enemigos y orad
por los que os persiguen”… “perdonad y seréis perdonados”.
Padre
nuestro…
Oración
Ando
por mi camino, pasajero, y a veces creo que voy sin
compañía, hasta que siento el paso que me guía, al compás
de mi andar, de otro viajero.
No
lo veo, pero está. Si voy ligero, Él apresura el paso;
se diría que quiere ir a mi lado todo el día, invisible
y seguro el compañero.
Al
llegar a terreno solitario, Él me presta valor para
que siga, y, si descanso, junto a mí se reposa.
Y,
cuando hay que subir monte (Calvario lo llama él), siento
en su mano amiga, que me ayuda, una llaga dolorosa.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu, por los siglos de
los siglos. Amén.
Oración
de la noche
Himno
Ahora
que la noche es tan pura, y que no hay nadie más que
tú, dime quién eres.
Dime
quién eres y por qué me visitas, por qué bajas a mí
que estoy tan necesitado y por qué te separas sin decirme
tu nombre.
Dime
quién eres tú que andas sobre la nieve; tú que, al tocar
las estrellas, las haces palidecer de hermosura; tú
que mueves el mundo tan suavemente, que parece que se
me va a derramar el corazón.
Dime
quién eres; ilumina quién eres; dime quién soy también,
y por qué la tristeza de ser hombre; dímelo ahora que
alzo hacia ti mi corazón, tú que andas sobre la nieve.
Dímelo
ahora que tiembla todo mi ser en libertad, ahora que
brota mi vida y te llamo como nunca. Sostenme entre
tus manos; sostenme en mi tristeza, tú que andas sobre
la nieve.
Salmo
139
Señor,
tú me sondeas y me conoces; sabes cuando me siento o
me levanto, de lejos penetras mis pensamientos; distingues
mi camino y mi descanso, todas mis sendas te son familiares.
No
ha llegado la palabra a mi lengua, y ya, Señor, te la
sabes toda. Me envuelves detrás y delante, y tus manos
me protegen.
Es
un misterio de saber que me sobrepasa, es sublime, y
no lo abarco.
¿Adónde
iré lejos de tu espíritu, adónde escaparé de tu mirada?
Si subo hasta los cielos, allí estás tú; si me acuesto
en el abismo, allí te encuentro; si vuelo sobre las
alas de la aurora, y me instalo en el confín del mar,
allí me alcanzará tu izquierda, y me agarrará tu derecha.
Aunque
diga: "Que la tiniebla me encubra, y que la luz
se haga noche en torno a mí”, No es oscura la tiniebla
para ti, pues ante ti la noche es clara como el día,
Pues tú formaste mis entrañas, me has tejido en el vientre
de mi madre; te doy gracias porque eres sublime, tus
obras son asombrosas.
Tú
conoces lo profundo de mi ser, nada mío te era desconocido
cuando yo era formado en lo oculto, y tejiendo en las
honduras de la tierra.
Tus
ojos veían cómo surgía yo, en tu libro estaba ya inscrito
todo; mis días estaban ya plasmados antes de que existiera
ninguno de ellos.
¡Oh
Dios, qué profundos son tus designios, qué incalculable
su conjunto!
Si
los cuento son más que la arena, y aunque termine, aún
me quedas tú.
Gloria
al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
Lectura
Breve
“Nosotros,
los que tenemos una fe bien formada, debemos cargar
con los achaques de los endebles y no buscar lo que
nos agrada. Procuremos cada uno dar satisfacción al
prójimo buscando su bien y su crecimiento en la fe.
Tampoco Cristo buscó su propia satisfacción; al contrario,
como dice la Escritura: «Las afrentas con que te afrentaban
cayeron sobre mí»” (Rm 15,1-3).
Reflexión
Como
le pasaba a San Pablo, nosotros vivimos en medio de
un mundo que no se caracteriza por la capacidad de pensar
y la lucidez de juicio. Más bien se vive superficialmente
de frases publicitarias y afirmaciones en el aire. Como
exhortaba a los romanos a comprender las debilidades
de los influenciados por una cultura pagana, así nos
exhorta también a nosotros a cargar sobre nuestros hombros
las debilidades de los hermanos, buscando ayudarles
a que las superen.
Padre
nuestro…
Antífona
Sálvanos,
Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos para
que velemos con Cristo y descansemos en paz. Amén.
Cántico
de Simeón: Lc 2, 29-32
Ahora,
Señor, según tu promesa puedes dejar a tu siervo irse
en paz.
Porque
mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado
ante todos los pueblos: Luz para alumbrar a las naciones,
y gloria de tu pueblo Israel.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como
era en el principio, ahora y siempre, por los siglos
de los siglos. Amén.
Oración
conclusiva
Nada
te turbe, nada te espante, todo se pasa, Dios no se
muda; la paciencia todo lo alcanza; quien a Dios tiene
nada le falta: sólo Dios basta.
Gloria
a Dios Padre, gloria a Dios Hijo, igual siempre gloria
al Espíritu. Amén
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VIERNES
Oración
de la mañana
Himno
En
esta luz del nuevo día que me concedes, oh Señor, dame
mi parte de alegría y haz que consiga ser mejor.
Dichoso
yo, si al fin del día un odio menos llevo en mí, si
una luz más mis pasos guía y si un error más yo extinguí.
Que
cada tumbo en el sendero me vaya haciendo conocer cada
pedrusco traicionero que mi ojo ruin no supo ver.
Que
ame a los seres este día, que a todo a trance ame la
luz, que ame mi gozo y mi agonía, que ame el amor y
ame la cruz.
Salmo
121
¡Qué
alegría cuando me dijeron: Vamos a la Casa del Señor!
Ya están pisando nuestros pies tus umbrales, Jerusalén.
Jerusalén,
está construida como ciudad bien compacta, allá suben
las tribus, las tribus del Señor. Según
la costumbre de Israel, a dar gracias al nombre del
Señor.
Allí
están los tribunales de justicia, los tribunales de
justicia del palacio de David.
Desead
la paz para Jerusalén: ¡vivan seguros los que te aman!
haya paz dentro de tus muros, seguridad en tus palacios.
Por
amor de mis hermanos y de mis amigos, quiero decir:
¡La paz contigo! ¡Por la Casa del Señor nuestro Dios,
te deseo todo bien!
Antífona
El
Señor guarde tus entradas y salidas.
Lectura
breve
“Malas
palabras no salgan de vuestra boca; lo que digáis sea
bueno, constructivo y oportuno, así hará bien a los
que lo oyen. No pongáis triste al Espíritu Santo de
Dios con que Él os ha marcado para el día de la liberación
final. Desterrad de vosotros la amargura, la ira, los
enfados e insultos y toda la maldad. Sed buenos, comprensivos,
perdonándoos unos a otros como Dios os perdonó en Cristo”
(Ef 4,29-32).
Reflexión
¡Qué
consejos más sabios! Acostumbrados como estamos a una
incontinencia verbal grande, a decir palabras que destruyen
en vez de construir, a hablar descalificando más que
alabando, a dejarnos ir por la crítica fácil o mordaz,
¡ Cómo cambiaría el ambiente y la convivencia social
si tomáramos en serio los consejos del Apóstol Pablo!
Padre
nuestro…
Oración
conclusiva
¿Qué
tengo yo, que mi amistad procuras? ¿Qué interés se te
sigue, Jesús mío, que a mi puerta, cubierto de rocío,
pasas las noches del invierno a oscuras?
¡Oh,
cuánto fueron mis entrañas duras, pues no te abrí!;
¡qué extraño desvarío, si de mi ingratitud el hielo
frío secó las llagas de tus plantas puras!
Cuantas
veces el ángel me decía: "Alma, asómate ahora a
la ventana, verás con cuanto amor llamar porfía"!
¡Y
cuántas, hermosura soberana: "Mañana le abriremos",
respondía, para lo mismo responder mañana!
Oración
de la Noche
Himno
Quédate
con nosotros, la tarde está cayendo.
¿Cómo
te encontraremos al declinar el día, si tu camino no
es nuestro camino?
Detente
con nosotros; la mesa está servida, caliente el pan
y envejecido el vino.
¿Cómo
sabremos que eres un hombre entre los hombres, si no
compartes nuestra mesa humilde? Repártenos tu cuerpo,
y el gozo irá alejando la oscuridad que pesa sobre el
hombre.
Vimos
romper el día sobre tu hermoso rostro, y al sol abrirse
paso por tu frente. Que el viento de la noche no apague
el fuego vivo que nos dejó tu paso en la mañana.
Arroja
en nuestras manos, tendidas en tu busca, las ascuas
encendidas del Espíritu; y limpia, en lo más hondo del
corazón del hombre, tu imagen empañada por la culpa.
Salmo
1
Dichoso
el hombre que no sigue el consejo de los impíos, ni
entra por la senda de los pecadores, ni se sienta en
la reunión de los necios; sino que su gozo es la ley
del Señor, meditándola día y noche.
Es
como un árbol plantado junto al río: da fruto a su tiempo
y no se marchitan sus hojas; todo lo que
hace le sale bien.
No
sucede así con los malvados, pues son como paja que
se lleva el viento.
No
prevalecerán en el juicio los malvados Ni los pecadores
en la asamblea de los justos, porque el Señor protege
el camino de los justos,
Pero
el camino de los impíos lleva a la perdición.
Lectura
breve
“Que
el Señor os colme y os haga rebosar de amor mutuo y
de amor a todos, lo mismo que nosotros os amamos. Y
que así os fortalezca internamente, para que, cuando
Jesús, nuestro Señor, vuelva acompañado de todos sus
santos, os presentéis santos e irreprensibles ante Dios,
nuestro Padre” (1 Ts 3, 12-13).
Reflexión
La
forma de presentarse ante Dios, nuestro Padre, es aprender
a amar y educarnos para amar. En el atardecer de la
vida nos examinarán de amor. Es esta la asignatura más
difícil que tenemos que aprender en nuestra existencia,
porque, si esto hacemos, seremos capaces de entrar en
la felicidad más absoluta. Porque Dios es amor y estar
con Él es ser feliz.
Padre
nuestro…
Antífona
Sálvanos,
Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos para
que velemos con Cristo y descansemos en paz. Amén.
Cántico
de Simeón: Lc 2, 29-32
Ahora,
Señor, según tu promesa puedes dejar a tu siervo irse
en paz.
Porque
mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado
ante todos los pueblos: Luz para alumbrar a las naciones,
y gloria de tu pueblo Israel.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en
el principio, ahora y siempre, por los siglos de los
siglos. Amén.
Oración
conclusiva
Gracias
por todos los peregrinos con los que comparto este camino,
parte de nuestra vida, albergue, alguna que otra palabra
y hasta la comida. Por todas las personas que nos encontramos,
que nos acogen, que nos desean buen camino, por todos
los gestos de fraternidad que ha vivido.
Te
pido que lo que estoy aprendiendo en el camino (compartir
sin esperar vuelta, dar sin pedir interés, ayudar sin
exigir recompensa, desear lo mejor para el camino, ver
amigos en cada peregrino, sea cual sea su lengua o ideología)
transforme mi forma de ver las cosas y pueda seguir
viviendo “en el Camino” aún en medios de la rutina y
el trabajo diario.
Que
este camino de Santiago espacio privilegiado para la
búsqueda y el encuentro para sentirte acogido, amado
de Dios y transformado me ayude a relativizar todas
mis diferencias con el resto del mundo, a sentir que
todo hombre, de todas las culturas, ha sido llamado
a caminar por la misma senda, para que juntos construyamos
tu Reino.
(Revista
Misión Joven nº 328. Mayo 2004)
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SÁBADO
Oración
de la mañana
Himno
Cristo,
alegría del mundo, resplandor de la gloria del Padre.
¡Bendita la mañana que anuncia tu esplendor al universo!
En
el día primero, tu resurrección alegraba el corazón
del Padre. En el día primero, vio que todas las cosas
eran buenas porque participaban de tu gloria.
La
mañana celebra tu resurrección y se alegra con claridad
de Pascua. Se levanta la tierra como un joven discípulo
en tu busca, sabiendo que el sepulcro está vacío.
En
la clara mañana, tu sagrada luz se difunde como una
gracia nueva. Que nosotros vivamos como hijos de luz
y no pequemos contra la claridad de tu presencia.
Salmo
8
¡Señor,
Dios nuestro, qué admirable es tu nombre en toda la
tierra!
Ensalzaste
tu majestad sobre los cielos.
De
la boca de los niños de pecho has sacado una alabanza
contra tus enemigos, para reprimir al adversario y al
rebelde.
Cuando
contemplo el cielo, obra de tus dedos, la luna y las
estrellas que has creado, ¿qué es el hombre, para que
te acuerdes de él, el ser humano, para darle poder?
Lo
hiciste poco inferior a los ángeles, lo coronaste de
gloria y dignidad, le diste el mando sobre las obras
de tus manos, todo lo sometiste bajo sus pies: rebaños
de ovejas y toros, y hasta las bestias del campo las
aves del cielo, los peces del mar, y todo cuanto surca
las sendas del mar.
¡Señor,
Dios nuestro, qué admirable es tu nombre en toda la
tierra!
Antífona
Qué
admirable es tu nombre, Señor, en toda la tierra.
Lectura
breve
“Escucha,
Israel: El Señor, nuestro Dios, es solamente uno. Amarás
al Señor, tu Dios, con todo el corazón, con toda el
alma, con todas las fuerzas. Las palabras que hoy te
digo quedarán en tu memoria, se las repetirás a tus
hijos y hablarás de ellas estando en casa y yendo de
camino, acostado y levantado” (Dt 6,4-7).
Reflexión
¡Qué
lejos estamos en nuestra sociedad de vivir así! Hoy,
contagiados por la indiferencia generalizada, se prescinde
de Dios, se organiza la vida sin Dios; y esa enseñanza
“Amarás al señor, tu Dios, con todo el corazón, con
toda el alma, con todas las fuerzas”, ni es lo que mueve
y sostiene la vida de nuestros contemporáneos, ni se
transmite de padres a hijos, ni se hablan como si fuera
algo superado e inútil. ¡Ojalá volvamos sobre nuestros
pasos y digamos como San Agustín “Tarde te amé, … tarde
te amé… me lo impedían las cosas que tú creaste para
nosotros” ¡ Qué el apego a las cosas y la procura del
bienestar material no descentre nuestro corazón ni nuestra
vida de Dios!
Padre
nuestro…
Oración
Alfarero
del hombre, mano trabajadora, de mañana te busco, hecho
de luz concreta, de mañana te encuentro, vigor, Origen,
Meta de los sonoros ríos de la vida.
El
árbol toma cuerpo, y el agua melodía; tus manos son
recientes en la rosa; se espesa la abundancia del mundo
a mediodía, y estás de corazón en cada cosa.
No
hay brisa, si no alientas, monte, si no estás dentro,
ni soledad en que no te hagas fuerte. Todo es presencia
y gracia. Vivir es este encuentro: Tú, por la luz, el
hombre, por la muerte.
¡Que
se acabe el pecado! ¡Mira, que es desdecirte dejar tanta
hermosura en tanta guerra!
Que
el hombre no te obligue, Señor, a arrepentirte de haberle
dado un día las llaves de la tierra. Amén.
Oración
de la noche
Himno
La
noche no interrumpe tu historia con el hombre.
La
noche es tiempo de salvación.
De
noche descendía tu escala misteriosa hasta la misma
piedra donde Jacob dormía.
La
noche es tiempo de salvación.
De
noche celebrabas la Pascua con tu pueblo, mientras en
las tinieblas volaba el exterminio.
La
noche es tiempo de salvación.
Abrahán
contaba tribus de estrellas cada noche; de noche prolongabas
la voz de la promesa.
La
noche es tiempo de salvación.
De
noche, por tres veces, oyó Samuel su nombre; de noche
eran los sueños tu lengua más profunda.
La
noche es tiempo de salvación.
De
noche, en un pesebre, nacía tu palabra; de noche lo
anunciaron el ángel y la estrella.
La
noche es tiempo de salvación.
La
noche fue testigo de Cristo en el sepulcro; la noche
vio la gloria de su resurrección.
La
noche es tiempo de salvación.
De
noche esperaremos tu vuelta repentina, y encontrarás
a punto la luz de nuestra lámpara.
La
noche es tiempo de salvación. Amén.
Salmo
23
Tú,
oh Dios, eres el fundamento de mi esperanza. Tú vives
como misterio profundo en mí.
Aunque
lleguen días de duda, de incertidumbre, en que muchas
cosas parezcan una gran mentira, intentaré ir al fondo
con confianza.
Porque
mediante esa incertidumbre me conducirás a la fuente
de la vida para que la debilidad y la impotencia puedan
vivir en mí.
Así
ya no me faltará nada, y yo hallaré nueva seguridad
en ti.
Lectura
breve
“Debemos
dar continuas gracias a Dios por vosotros, hermanos
amados por el Señor, porque Dios os escogió como primicias
para salvaros, consagrándoos con el Espíritu y dándoos
fe en la verdad. Por eso os llamó por medio del Evangelio
que predicamos, para que sea vuestra la gloria de nuestro
Señor Jesucristo” (2 Ts 2,13-14).
Reflexión
Hemos
sido elegidos para gozar de las primicias de la salvación
y trasmitirla a otros. Misteriosamente el hombre desde
que es hombre, vive empeñado en salvarse. ¿De qué? De
su limitación, de los obstáculos que le impiden ser
feliz de forma completa; de una cultura por el mismo
creada que le conduce inexorablemente al egoísmo y al
desamor; de la muerte que llega inapelablemente, impidiéndonos
alcanzar
esa felicidad que buscamos. Jesús nos ha mostrado el
amor, como único camino para ser felices y ha vencido
a la muerte como fin definitivo del hombre. Como él
ha resucitado, nosotros también lo haremos. Tras la
muerte alcanzaremos lo que hayamos buscado y procurado
en nuestra vida. Tu Camino debe ser un reconocimiento
constante de lo que Jesús ha hecho por ti, y comunicar
el tesoro que has conseguido a los demás.
Padre
nuestro…
Antífona
Sálvanos,
Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos para
que velemos con Cristo y descansemos en paz. Amén.
Cántico
de Simeón: Lc 2, 29-32
Ahora,
Señor, según tu promesa puedes dejar a tu siervo irse
en paz.
Porque
mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado
ante todos los pueblos: Luz para alumbrar a las naciones,
y gloria de tu pueblo Israel.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en
el principio, ahora
y
siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Oración
conclusiva
Señor,
Dios, dueño del tiempo y de la eternidad, tuyo es el
hoy y el mañana, el pasado y el futuro.
Gracias
por la visa y el amor, por las flores, el aire y el
sol, por la alegría y el dolor, por cuanto fue posible
y por lo que no pudo ser.
Te
ofrezco cuanto pasó por mis manos, el trabajo que pude
realizar y todo lo que pude construir.
Te
presento a las personas que amé, las amistades nuevas,
los más cercanos y los más lejanos, los que me dieron
su mano y aquellos a los que pude ayudar, con los que
compartí el camino, la vida, el trabajo, el dolor y
la alegría.
Pero
también hoy quiero pedirte perdón: perdón por el tiempo
perdido, por el dinero malgastado, por la palabra inútil
y el amor desperdiciado.
Perdón
por las obras vacías y por el trabajo mal hecho, y perdón
por vivir sin entusiasmo.
También
por la oración que poco a poco fui aplazando y que ahora
vengo a presentarte.
Por
todos mis olvidos, descuidos y silencios, nuevamente
te pido perdón.
Hoy
te pido la paz y la alegría, la fuerza y la prudencia,
la claridad y la sabiduría.
Quiero
vivir cada día con optimismo y con bondad llevando a
todas partes un corazón lleno de comprensión y paz.
Cierra
tú mis oídos a toda falsedad y mis labios a palabras
mentirosas, egoístas, mordaces o hirientes
Abre
en cambio mi ser a todo lo que es bueno. Que mi espíritu
se llene no sólo de bendiciones y las derrame a mi paso.
(Extraído
de: Tomás del Valle-Reyes)
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