Guía para peregrinar a Santiago - 1  

 

                                                                       Guía para peregrinar a Santiago - 1

                                 Oficina de Acogida a Peregrinos (Archidiócesis de Santiago de Compostela)

 

                                                                                PRESENTACIÓN

 

  Te ofrecemos esta sencilla “Guía Espiritual” de la peregrinación a la Tumba del Apóstol Santiago, siguiendo cualquiera de los “Caminos” que conducen a ella, para que te sirva de ayuda en tu peregrinar.

   Es verdad que el mismo “Camino” propicia el clima adecuado que invita a la interiorización, a un itinerario del alma que con frecuencia facilita el encuentro consigo mismo, con las llamadas de Dios, con los demás y el descubrir que es posible un cambio de vida, vivir de un modo más sencillo, más reflexivo, más austero, más generoso...

  Con la finalidad de ayudarte a sacar de ese “viaje interior” el mayor provecho, ponemos en tu mano esta “Guía Espiritual”.

  En su primera parte, tienes un elenco de temas para facilitar tu reflexión durante la peregrinación, y cómo vivir tu llegada a Santiago y tu estancia en la Meta: la Tumba del Apóstol.

  En la segunda parte, encontrarás las oraciones de la mañana y de la noche, siguiendo el esquema de la Liturgia de las Horas.

 

  Para iniciar ésta tu peregrinación, te sugerimos esta breve oración:

 

  Oración en el inicio del Camino

  Al comenzar el Camino hacia tu sepulcro me dirijo a ti, Apóstol Santiago pariente y amigo del Señor Jesús, para pedirte tu protección y ayuda. Tú escuchaste la llamada de Jesús y le seguiste, le reconociste como el enviado de Dios, seguiste su Palabra

e hiciste de sus enseñanzas el camino de tu vida. Cuando le oíste decir “seréis mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta los confines del orbe”, te adelantaste a todos y emprendiste el viaje para ser el primero en llegar a aquellos remotos lugares y dar allí testimonio del hecho más decisivo de la historia del género humano. Tu ímpetu apostólico te llevó a ser el primero en dar la vida por anunciar a todos que el Señor murió por nosotros y resucitó, abriéndonos así la única vía posible para que el hombre sea feliz.

  Ayúdanos en el Camino que emprendemos, como lo llevas haciendo desde hace más de mil años a millones de peregrinos como nosotros, muéstranos a Jesús y haznos comprender el mensaje de felicidad que de él has recibido. Protégenos de todo peligro y haz que lleguemos a postrarnos ante tus restos, hagamos con sinceridad la profesión de nuestra fe y nos fundamos contigo en un cariñoso abrazo. Ayúdanos, patrono querido, a que el fin del Camino sea para nosotros el comienzo de una nueva Vida.

  Amén.     

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                                                           Primera parte : Guía de la Peregrinacíon                                                                      

                                           GUÍA ESPIRITUAL PARA HACER EL CAMINO DE SANTIAGO

 

 I. EN BUSCA DE TÍ MISMO

 

  1.- Ponte en camino.

  2.- En busca de lo esencial.

  3.- Entra en tu interior en el silencio del Camino

  4.- Las dificultades del Camino.

  5.- Ábrete al OTRO: DIOS

  6.- El encuentro con los otros en el Camino

 

  Introducción

  ¡Despierta y Camina!

  Vivimos en una cultura de evasión y alienación. La mujer y el hombre están siendo adormecidos por una cultura del consumo en la cual se propicia la evasión de uno mismo, que nos aparta de nuestra verdad, y nos hace vivir con nosotros mismos como unos extraños.

  Para vivir de verdad necesitamos viajar al interior de nosotros mismos. Viajar al interior de tu persona es buscar tu identidad que te permitirá decir tu palabra auténtica a la vida.

¿De qué nos sirve viajar continuamente, y a los lugares más exóticos, si nunca hemos viajado hacia nosotros mismos?

 

  Paso 1: ¡Ponte en Camino!

  A eso te has decidido; has dejado por unos días tus ocupaciones habituales; tu trabajo; tu familia; tus relaciones diarias para hacer el Camino de Santiago.

  “Un día pensé en hacer el Camino de Santiago; y mi encuentro con Siliana, una amiga, me permitió hacer realidad mi proyecto. No lo pensé más; todo ello nos permitió darnos cuenta de lo que somos. Nunca olvidaré la amabilidad y la bondad de las gentes a lo largo del Camino Portugués. Es un momento para vivir” (Peregrino de Bélgica, 25-III- 2001).

  “Yavé dijo a Abram: Sal de tu tierra, y de tu patria, y de la casa de tu padre, a la tierra que yo te mostraré. De ti haré una nación grande y te bendeciré. Engrandeceré tu nombre, que será una bendición. Bendeciré a quienes te bendigan y maldeciré a quienes te maldigan. Por ti se bendecirán todos los linajes de la tierra. Marchó, pues, Abram, como se lo había dicho Yavé, y con él marchó Lot. Tenía Abram 75 años cuando salió de Jarán. Tomó Abram a Saray, su mujer, y a Lot, hijo de su hermano,con todas sus posesiones, y los esclavos que tenía en Jarán, y salieron para dirigirse a Canaán. Cuando llegaron, Abram atravesó el país hasta el lugar sagrado de Siquem, hasta la encina de Moré” (Gn 12, 1-6).

    

   Pistas de reflexión:

  a) ¿Qué te ha llevado a emprender el Camino?

  b) Reflexiona sobre la “Vocación de Abraham”

- ¿Qué te sugiere la experiencia de Abraham?

- ¿Al emprender el Camino estás abierto a todas las “llamadas” que escucharás durante tu peregrinación?

 

  Paso 2: En busca de lo esencial.

  El viaje interior de uno mismo es verdaderamente arriesgado, tan arriesgado que nos da miedo. Es tan arriesgado que solemos más fácilmente viajar hacia fuera, hacia los otros, hacia metas ilusorias, dispersándonos por atajos que no llevan a ninguna parte.

  “El camino no empieza en Roncesvalles ni acaba en Santiago. Aprende algo de sus gentes y disfruta de su entorno pero nunca olvides que el camino es tu misma vida”. (Un peregrino, 4-XII-2000).

  “Pues ¿de qué le sirve a uno ganar todo el mundo, si pierde su vida?” (Mc 8, 36).

     

  Pistas de reflexión:

  a) ¿Te has planteado qué rumbo seguir en el camino de tu vida?

  b) Nuestras tareas diarias nos absorben, ¿nos satisface eso en nuestro

interior?

  c) ¿Qué es lo verdaderamente fundamental hoy en tu vida?

 

  Paso 3: Entra en tu interior, en el silencio del Camino.

  Vivimos en medio de ruidos que nos aturden y distraen, enfrascados en un activismo febril que nos impide o dificulta pararnos a pensar entrando dentro de nosotros mismos. Disfruta del silencio, caminando solo en busca de lo que hay en tu interior. Puede ayudarte:

  “Sin darme cuenta la peregrinación a Santiago de Compostela se transformó en un viaje a través de mi mismo. He recorrido lugares luminosos y alegres, obscuros y tristes, he visitado rincones de mi alma siempre con una oración en mente: Dios me mira, Dios me cuida, Dios me ama, Dios me escucha. Bendito sea Dios” (C.E.R. de México, 26-III-2004).

  “Llegó, pues, a una ciudad de Samaría llamada Sicar, cerca del terreno que Jacob dio a su hijo José. Allí estaba el pozo de Jacob. Jesús, como se había fatigado del camino, estaba sentado junto al pozo. Era alrededor del mediodía. Llega una mujer de Samaría a sacar agua. Jesús le dice: Dame de beber. Pues sus discípulos se habían ido a la ciudad a comprar comida. La mujer samaritana le dice a Jesús: ¿Cómo tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy una mujer samaritana? (Porque los judíos no se tratan con los samaritanos.) Jesús le respondió: Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: "Dame de beber", tú le habrías

pedido a él, y él te habría dado agua viva. Le dice la mujer: Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo; ¿de dónde, pues, tienes ese agua viva? ¿Es que tú eres más que nuestro padre Jacob, que nos dio el pozo, y de él bebieron él y sus hijos y sus ganados? Jesús le respondió: Todo el que beba de este agua, volverá a tener sed; pero el que beba del agua que yo le dé, no tendrá sed jamás, sino que el agua que yo le dé se convertirá en su interior en fuente de agua que brota para vida eterna. Le dice la mujer: Señor, dame de esa agua, para que no tenga más sed y no tenga que venir aquí a sacarla” (Jn 4, 5-15).

   

  Pistas de reflexión:

  a) En el silencio de tu caminar escucha tu interior. ¿Qué oyes en él? ¿Qué te hace pensar?

  b) Medita el pasaje del diálogo de Jesús con la samaritana, ponte en su lugar y entabla tú un diálogo con Él. ¿Qué te dice? ¿Qué le dirías?

  c) Jesús hace descubrir a la samaritana que en ella había sed de felicidad más que de agua. ¿Le abrió Jesús ese camino?

 

  Paso 4: Las dificultades del Camino.

  La vida humana es, sin duda, una peregrinación: hay puntos de partida y llegada, trayectos y dificultades, motivaciones y purificaciones, alegría al conseguir cualquier meta. La vida es un camino de peregrinos, un éxodo…

  “El entusiasmo inicial cuando se estaba repleto de expectativas y fortalecido por el propósito, se vio poco a poco disminuido frente a los obstáculos de los primeros días, hasta el punto de llegar a pensar en no continuar; y solo la convicción, el compromiso y la fuerza interior que transmite el Camino, me impulsaron a seguir, no con resignación, sino con la seguridad y energía que convierte en placentero lo que antes producía molestia, preocupación y desconcierto” (Extracto de “Huellas”1).

  “Después dijo a sus discípulos: • Por eso os digo: No andéis preocupados pensando qué comeréis para poder vivir, ni con qué vestido vais a cubrir vuestro cuerpo. Porque la vida es más importante que la comida, y el cuerpo más que el vestido.

  Mirad a los cuervos; que ni siembran, ni siegan, ni tienen despensas, ni graneros, y Dios los alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que las aves? ¿Y quién de vosotros, por más que se preocupe, puede alargar su vida una hora?

  Por tanto, si no podéis hacer ni siquiera las cosas más pequeñas, ¿por qué preocuparos de lo demás? Fijaos cómo crecen los lirios; no se afanan ni hilan, pero os digo que ni Salomón con toda su gloria se vistió como uno de ellos.

  Y si así viste Dios la hierba, que hoy está en el campo y mañana es echada al horno, ¿cuánto más hará por vosotros, hombres de poca fe?

  Así que vosotros, no andéis buscando qué comeréis, ni qué beberéis; no estéis ansiosos. Por todo eso se afana la gente del mundo, pero vuestro Padre ya sabe lo que necesitáis. Buscad más bien su reino, y Él os dará lo demás. No temáis, pequeño rebaño, porque vuestro Padre ha querido daros el reino.

  Vended lo que poseéis, y dad limosna. Acumulad aquello que no pierde valor, tesoros inagotables en el cielo, donde ni el ladrón se acerca, ni polilla roe.

  Porque donde está vuestro tesoro, allí está vuestro corazón.” (Lc 12,22-34).

    

  Pistas de reflexión:

  a) ¿Estás encontrando dificultades en el caminar de tu peregrinación? ¿Cómo las afrontas? ¿Qué te está ayudando a superarlas?

  b) Piensa en el caminar de tu vida diaria. ¿Qué dificultades encuentras? ¿Qué te ayuda a superarlas?

  c) ¿Qué te dice el texto de Lucas sobre tu propia vida?

 

  Paso 5: Ábrete al otro: Dios

  Se viene diciendo en la cultura occidental secularizada que la palabra “Dios” carece ya de significación real, es una voz sin sentido que no afecta para nada a la mayoría de los ciudadanos en nuestra sociedad.

  Pero sigue encontrando eco en el vacío existencial del hombre y la mujer de hoy el pensamiento de San Agustín: “Señor, nos hiciste para Ti, y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en Ti”.

  “En un cruce del Camino me encontré con Dorina, una muchacha joven austriaca muy religiosa, compartimos malestares y curaciones, y después de caminar juntos en silencio durante un buen rato, prefirió la soledad del camino para encontrarse con Dios” (Extracto de “Huellas”).

  “Y, mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió, y su vestido se volvieron de una blancura resplandeciente. De repente dos varones que hablaban con él, eran Moisés y Elías; que apareciendo con gloria, hablaban de su muerte, que iba a consumar en Jerusalén. Pedro y los que estaban con él, estaban cargados de sueño, y espabilándose, vieron su gloria y a aquellos dos varones que estaban con él.    

  Cuando éstos se retiraban, Pedro dice a Jesús: Maestro, que bien se está aquí. Haremos tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías. No sabía lo que decía.

  Mientras estaba él hablando, vino una nube que los cubrió; y se asustaron al entrar ellos en la nube. Y vino una voz de la nube, que decía: Este es mi Hijo el escogido, escuchadle. Cuando sonó la voz se encontró Jesús solo. Ellos guardaron silencio y, por el momento, no dijeron nada a nadie de lo que habían visto” (Lc 9, 28-36).

   

  Pistas de reflexión:

  a) ¿La palabra “Dios” te dice algo, significa algo para ti? Muchos han prescindido de Dios en su vida, ¿te identificas con esta postura?

  b) ¿Dios se te ha hecho presente en algún momento en este camino? ¿En qué lo notas? ¿Qué te dice y qué le dices?

 

  Paso 6: El encuentro con los otros en el Camino.

  Los seres humanos estamos hechos para vivir en relación, para relacionarnos con los demás. Por ello, en una sociedad en la que nuestras relaciones con los demás son en su inmensa mayoría “funcionales” y “utilitarias”, no es de extrañar que un modo nuevo de encontrarse y relacionarse con los otros en el Camino deje tan profunda huella en los peregrinos.

  “Con frecuencia, en las noches, después de la cena, se forman tertulias en donde se cuentan las incidencias del día, se comparten recuerdos, se relatan anécdotas y se manifiestan las intenciones que motivaron a realizar el Camino” (Extracto de “Huellas”).

  “Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria acompañado de todos sus ángeles, entonces se sentará en su trono de gloria. Serán congregadas delante de él todas las naciones, y él separará a los unos de los otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos. Pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda.

  Entonces dirá el Rey a los de su derecha: "Venid, benditos de mi Padre, recibid la herencia del Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; era forastero, y

me acogisteis; estaba desnudo, y me vestisteis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a verme.”

  Entonces los justos le responderán: "Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer; o sediento, y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos forastero, y te acogimos; o desnudo, y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel, y fuimos a verte?"

  Y el Rey les dirá: "En verdad os digo que cuanto hicisteis a unos de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis.”

  Entonces dirá también a los de su izquierda: "Apartaos de mí, malditos, id al fuego eterno preparado para el Diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; era forastero, y no me acogisteis; estaba desnudo, y no me vestisteis; enfermo y en la cárcel, y no me visitasteis."    

  Entonces dirán también éstos: "Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento o forastero o desnudo o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?"

  Y él entonces les responderá: "En verdad os digo que cuanto dejasteis de hacer con uno de estos más pequeños, también conmigo dejasteis de hacerlo."

  E irán éstos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna” (Mt 25, 31-46).

     

  Pistas de reflexión:

  a) ¿Qué has notado al encontrarte con los otros peregrinos?

  b) Este modo de relacionarse con los otros en el camino ¿es posible vivirlo en tus ambientes de vida normales?

  c) ¿Estás abierto a la amistad? ¿Ofreces tu amistad y aceptas la que te ofrecen?

  d) ¿En qué te hace pensar la parábola del juicio final señalada arriba?

                                                                                

   

  IIa. EN BUSCA DE LA FE

 

  1. En busca de la fe perdida o desencantada

  2. El despertar de una fe adormecida y olvidada

  3. Tu encuentro con Jesucristo en el Camino

  4. El seguimiento de Cristo

  5. Al encuentro de los hermanos en el Camino y en la Comunidad

  6. Meta a la vista: el Sepulcro del Apóstol emana su herencia: Jesús inicia la construcción del Reino con el que hemos de comprometernos.

 

 

  Introducción

  A pesar del descreimiento, de la indiferencia religiosa generalizada, del alejamiento de la Iglesia, del abandono de las prácticas religiosas… son muchos los que se acercan al Camino de Santiago en busca de la fe o al menos abiertos a ella. Y es que ninguna sociedad, ni siquiera la nuestra tan secularizada, puede prescindir absolutamente del Misterio. O como dice Erich-Fritz Schumacher, que pasó del ateismo al budismo, y de este al catolicismo, en su obra póstuma “Guía para los perplejos” (Debate, Madrid 1981) “El moderno experimento de vivir sin religión ha fracasado”.

  Ojalá al llegar a la Meta del Camino, ante la Tumba del Apóstol Santiago, puedas sentir en el corazón que el Cristianismo es una fe que merece la pena vivir.

 

  En busca de la fe perdida o desencantada

  Es verdad que en nuestras sociedades occidentales la increencia está muy extendida, es patente la indiferencia “resabiada”que muchos tienen contra el cristianismo, y, para colmo, la opulencia material, que parece satisfacer por sí misma todas las necesidades… son dificultades grandes que obstaculizan no poco el permanecer en la fe.

  Sin embargo, el cansancio de la vida, el hastío de una sociedad centrada en lo material, que no da razones para vivir, hace aflorar en no pocos la nostalgia y añoranza de la fe perdida.

  “Señor: Te doy las gracias y te pido perdón porque después de cinco  años de sufrimientos en la enfermedad perdí la fe. Pero en este año 2000, me empujaste a dejar mi casa para iniciar el camino de Santiago. A lo largo de estos tres meses de caminata desde Suiza, sentí tu presencia, tu fidelidad y tu amor. Me abriste los ojos y el corazón sobre el camino que tengo que seguir y aprendí a dejarme guiar por ti. Me hiciste comprender que una vez llegado a Santiago, el Camino empieza y seguirás

acompañándome; eso llena mi corazón de alegría y te lo agradeceré siempre a lo largo de mi vida. Que bendigas a cada persona, a cada peregrino que me ayudó a cumplir esta peregrinación porque es también gracias a ellos que voy a volver sano y salvo entre los míos” (Peregrino de Suiza, 29-IX-2000).

  También les dijo: «Un hombre tenía dos hijos; y el menor de ellos dijo al padre: "Padre, dame la parte de la herencia que me corresponde." Y él les repartió el patrimonio. Pocos días después el hijo menor lo reunió todo y se marchó a un país lejano donde malgastó su fortuna viviendo como un libertino. Cuando hubo gastado todo, sobrevino un hambre extrema en aquel país, y comenzó a pasar necesidad. Entonces, fue a servir a cada de un hombre de aquel país, que le envió a sus fincas a apacentar puercos. Y deseaba llenar su vientre con las algarrobas que comían los puercos, pero nadie se las daba. Y entonces recapacitó y se dijo: "¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen pan en abundancia, mientras que yo aquí me muero de hambre!

  Me levantaré, iré a mi padre y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. Ya no merezco ser llamado hijo tuyo, trátame como a uno de tus jornaleros."

  Se puso en camino y partió hacia casa de su padre. Estando él todavía lejos, lo vio su padre y, conmovido, corrió, lo abrazó y lo besó efusivamente.

  El hijo le dijo: "Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco ser llamado hijo tuyo."

  Pero el padre dijo a sus siervos: "Traed aprisa el mejor vestido y ponédselo, ponedle también un anillo en su mano y unas sandalias en los pies. Traed el ternero cebado, matadlo, y comamos y celebremos una fiesta, porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida; estaba perdido y ha sido hallado." Y comenzaron la fiesta.

  Su hijo mayor estaba en el campo y, al volver, cuando se acercó a la casa, oyó la música y las danzas; y llamando a uno de los criados, le preguntó qué era aquello. Él le dijo: "Ha vuelto tu hermano y tu padre ha matado el ternero cebado, porque le ha recobrado sano." Él se irritó y no quería entrar. Salió su padre, y le suplicaba.

  Pero él replicó a su padre: "Hace tantos años que te sirvo, y jamás dejé de cumplir una orden tuya, pero nunca me has dado un cabrito para tener una fiesta con mis amigos; y ¡ahora que ha venido ese hijo tuyo, que ha devorado tu patrimonio con prostitutas, has matado para él el ternero cebado!"

  Pero él le dijo: "Hijo, tú siempre estás conmigo, y todo lo mío es tuyo; pero convenía celebrar una fiesta y alegrarse, porque este hermano tuyo estaba muerto, y ha vuelto a la vida; estaba perdido, y ha sido hallado” (Lc 15, 11-32).

   

  Pistas de reflexión:

  a) Entra en tu vida, piensa sobre tu vivencia de fe. ¿En qué estado se encuentra? ¿Ha habido altibajos?

  b) Partiendo del testimonio del peregrino, ¿te identificas en algún aspecto con él desde tu experiencia de la fe?

  c) Lee con atención la parábola y piensa en lo que te sugiere.

 

  El despertar de una fe adormecida y olvidada

  Muchos que se dicen creyentes, manifiestan no ser practicantes, no participar en la Eucaristía dominical y demás celebraciones de la fe. En suma, van por libre y la fe en su vida ha quedado entre paréntesis, la fe ha pasado a ser cuestión secundaria.    

  Sin embargo, más allá de su vivir superficial, los acontecimientos y duros trances de la vida los llevan a entrar en su interior y darse cuenta que en ellos no se apagó la sed de Dios y su vida languidece lejos de sus fuentes.

  “Aquí me he despertado. La vida arde dentro de mí, el amor está en todas partes y yo lo vivo. Gracias a la vida” (Peregrino anónimo, 20-XI-2004).

  “Aquel mismo día, al atardecer, les dijo: - Pasemos a la otra orilla. Dejaron a la gente y lo llevaron en la barca, tal como estaba; otras barcas lo acompañaban. En esto, se levantó una fuerte borrasca y las olas irrumpían en la barca, de suerte que ya se anegaba la barca. Jesús estaba en popa, durmiendo sobre un cabezal. Lo  despertaron y le dijeron:

- Maestro, ¿no te importa que perezcamos? El, habiéndose despertado, increpó al viento y dijo al lago: - ¡Calla, enmudece! El viento se calmó y sobrevino una gran calma. Y a ellos les dijo: ¿Por qué tenéis tanto miedo? ¿Cómo no tenéis fe? Ellos se llenaron de gran temor y se decían unos a otros: - ¿Quién es éste que hasta el viento y el lago le obedecen?” (Mc 4, 35-41).

   

  Pistas de reflexión:

  a) ¿Hasta qué punto está influyendo la fe en tu vida? Si influye, ¿se manifiesta de modo práctico?

  b) Ante las dificultades y problemas de la vida ¿has pensado como los discípulos? ¿Te has sentido abandonado de Dios? ¿En qué te hace pensar la contestación de Jesús a sus discípulos?

  c) Las situaciones duras de la vida ¿te han acercado o alejado de Dios?

 

  Tu encuentro con Jesucristo en el Camino

  Constantemente los noticiarios de los medios de comunicación (Radio, Prensa, TV) nos martillean con “malas noticias” violencias, atentados terroristas, epidemias amenazantes, sangría de muertes en las carreteras…) que nos perturban y desazonan, nos desalientan y desesperanzan. Quizá nos suceda como aquellos discípulos de Emaus, que volvían desencantados hacia su aldea por lo ocurrido aquellos días en Jerusalén.

  ¿Qué “mejor noticia” para sus vidas, que encontrarse con Cristo en el Camino, que les devuelve la alegría y la esperanza?

  “Muy agradecido a Dios por haber podido hacer el Camino de Santiago, por el encuentro permanente con Él en la naturaleza, en los hermanos de Comunidad y en el esfuerzo de cada día por caminar hacia Él. Unidos en el Señor” (Peregrino de Chile, 25-IV-2001).

  “Aquel mismo día iban dos de ellos a un pueblo llamado Emaús, que distaba unos once kilómetros de Jerusalén, y conversaban entre sí sobre todo lo que había pasado. Y sucedió que, mientras ellos conversaban y discutían, el mismo Jesús se acercó y siguió con ellos; pero sus ojos estaban ofuscados y no eran capaces de reconocerlo.

  Él les dijo: «¿De qué discutís entre vosotros mientras vais andando?» Ellos se pararon con aire entristecido. Uno de ellos llamado Cleofás le respondió: «¿Eres tú el único residente en Jerusalén que no sabe las cosas que estos días han pasado en ella?»

  Él les dijo: «¿Qué cosas?» Ellos le dijeron: «Lo de Jesús el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y palabras delante de Dios y de todo el pueblo;

¿No sabes que los sumos sacerdotes y magistrados le condenaron a muerte y lo crucificaron?

  Nosotros esperábamos que sería él el que iba a liberar a Israel; pero, con todas estas cosas, llevamos ya tres días desde que esto pasó. El caso es que algunas mujeres de las nuestras nos han sobresaltado, porque fueron de madrugada al sepulcro, y no encontraron su cuerpo. Hablaban incluso de que se les habían aparecido unos ángeles que decían que está vivo. Fueron también algunos de los nuestros al sepulcro y lo hallaron tal como las mujeres habían dicho, pero a él no lo vieron.

  Él les dijo:

–«¡Oh insensatos y tardos de corazón para creer todo lo que dijeron los profetas!

¿No era necesario que el Mesías padeciera eso y entrara así en su gloria?»

Y, empezando por Moisés y continuando por todos los profetas, les explicó lo que había sobre él en todas las Escrituras.

  Al acercarse al pueblo a donde iban, él hizo ademán de seguir adelante. Pero ellos le forzaron diciéndole: «Quédate con nosotros, porque atardece y el día ya ha declinado.» Y entró a quedarse con ellos.

  Y sucedió que, cuando se puso a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio. Entonces se les abrieron los ojos y lo reconocieron, pero él desapareció de su lado.

  Se dijeron uno a otro: «¿No estaba ardiendo nuestro corazón dentro de nosotros cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?»

  En aquel mismo instante se pusieron en camino, se volvieron a Jerusalén y encontraron reunidos a los Once y a los que estaban con ellos, que les dijeron: «¡Es verdad! ¡El Señor ha resucitado y se ha aparecido a Simón!»

  Ellos, por su parte, contaron lo que había pasado en el camino y cómo le habían conocido en la fracción del pan” (Lc 24, 13-29).

   

  Pistas de reflexión:

  a) ¿En tu vida has tenido momentos de encuentro personales con Dios?

  b) Los discípulos de Emaús volvían desencantados de Jerusalén porque el Mesías que esperaban había muerto en la Cruz sin responder a sus expectativas. Se encuentran en el camino con alguien al que no reconocen que les pregunta sobre su preocupación. ¿Te has sentido también tú desencantado de Jesucristo? Al final los discípulos lo reconocen en la fracción del pan y se dan cuenta de que el amor de Dios estaba presente en la historia de los hombres en Jesús. ¿Has vivido en el camino de tu vida o de la peregrinación algo similar?

 

  El seguimiento de Cristo

  ¿Qué significa ser cristiano? ¿Cómo vivir y actuar como cristiano?

  El seguimiento de Cristo siempre ha sido difícil, pero más hoy cuando se nos brindan valores a vivir tan contrapuestos a los valores del Evangelio: el éxito, el poder, el triunfar, la riqueza… para ser felices.

  Cristo nos habla, en cambio, que lo que nos hace felices es vivir en la sencillez, el desprendimiento, el servicio, la generosidad. (Mt. 5, 1-12)

  Viendo la muchedumbre, subió al monte, se sentó, y sus discípulos se le acercaron.

Y tomando la palabra, les enseñaba diciendo:

  “Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos.

  Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán en herencia la tierra.    

  Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados.

  Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos serán saciados.

  Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.

  Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.

  Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios.

  Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos.

  Bienaventurados seréis cuando os injurien, y os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa.

  Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en los cielos; pues de la misma manera persiguieron a los profetas anteriores a vosotros.”(Mateo, 5,1-11).

  “En el día de hoy concluyo este Camino, iniciado con mucha ilusión para ofrecer a Dios el esfuerzo realizado, que se ha salido de lo normal por las condiciones climatológicas, que si siempre en época invernal son adversas, este año excepcionalmente. En todo este caminar he mantenido un diálogo permanente con Dios, agradeciéndole todas esas cosas que nos parecen pequeñas en el diario vivir, pero que en la soledad y en el esfuerzo tanto se valoran. Renuevo el propósito de volver a realizar el Camino el próximo año, pues siento que en los silencios y esfuerzos veo con claridad mis metas como persona, y me hacen comprometerme con una actitud cristiana” (Peregrino de Guipúzcoa, 28-I-2001).

  Desde entonces muchos de sus discípulos se volvieron atrás y ya no andaban con él. Jesús dijo entonces a los Doce: ¿También vosotros queréis marcharos?

  Le respondió Simón Pedro: Señor, ¿a quién vamos a ir? Tú tienes palabras de vida eterna. (Jn 6, 66-68).

   

  Pistas de reflexión:

  a) ¿A lo largo de tu vida cristiana has seguido a Jesús o ha habido momentos de frialdad y abandono?

  b) En una sociedad como la actual volcada en el materialismo, consumismo, individualismo, que antepone la comodidad y el placer propio a la entrega generosa, ¿es fácil seguir a Jesús?

  c) Fíjate en la pregunta de Jesús a los Doce y en la respuesta de Pedro, ¿te identificas con ella? ¿Has encontrado palabras de vida capaces de llenar la tuya?

 

  Al encuentro de los hermanos en el Camino y en la Comunidad

  Pocos espacios son tan propicios como el Camino para vivir en fraternidad, para compartir como hermanos, para darse desde un amor incondicional, para descubrir que es posible vivir de un modo nuevo…

  Cuando los peregrinos comparten la comida, la Oración, la Eucaristía, sienten la alegría de vivir la “COMUNIDAD”.

  “¡La experiencia de la fe! Reencuentro con Dios, conmigo mismo, con los demás desde el prisma de la fraternidad, día a día, en cosas pequeñas, con la naturaleza, con el arte y la cultura, con gentes distintas, desde distintas, desde la bondad y la sencillez de la acogida! Pisar sobre las huellas de Santiago Apóstol, redimido por la fe, con la ayuda de María. Andar solitario, con sólo el apoyo (bastón) de la fe, y la lucha en defensa de la fe.

  Como María, una más en el propio camino en medio de todos los caminos.   Santiago es la estrella, su sepulcro, todo un gran motivo para pedirle y meditar en su persona.

  El Camino de Santiago, donde Dios te va llevando sin tú verlo, y Santiago te va guiando, hasta sin quererlo a veces, a quienes al final se fían y encuentran a Dios” (Y.M.X. de Ciudad Real, 19-XI-2001).

  “Todos ellos perseveraban en la enseñanza de los apóstoles, en la comunión, en la fracción del pan y en las oraciones. Todos estaban impresionados, pues los apóstoles realizaban muchos prodigios y señales. Todos los creyentes vivían unidos y tenían todo en común; vendían sus posesiones y sus bienes y repartían el precio entre todos, según la necesidad de cada uno. Unánimes y constantes acudían al Templo todos los días, partían el pan en las casas y compartían los alimentos con alegría y sencillez de corazón. Alababan a Dios y gozaban de la simpatía de todo el pueblo. El Señor agregaba cada día los que se iban salvando al grupo de los creyentes” (Hch 2, 42-47).

  

   Pistas de reflexión:

  a) ¿Has vivido en el camino una experiencia similar a la de ese peregrino?

  b) ¿En qué momentos has visto hecho realidad lo que nos relatan los Hechos de los Apóstoles?

  c) ¿Estarías decidido a trabajar para que ello fuese una realidad en tu ambiente normal de vida? ¿En qué lo concretarías?

 

  Meta a la vista: el Sepulcro del Apóstol emana su herencia: Jesús inicia la construcción del Reino con el que hemos de comprometernos.

  Ya llegas a la Meta. Las penalidades y sudores que has tenido, alcanzan hoy su objetivo. Pronto avistarás desde el Monte del Gozo las torres del Santuario al que te diriges: La Tumba del Apóstol Santiago. No estará mal que conozcas lo que algunos de los que te han precedido en la ruta pensaron en ese momento:

  “Durante estos días del Camino he podido ver que grande es todavía la energía con la que el Apóstol pesca con sus redes a los peregrinos de todo el mundo. No esperaba hoy por la mañana tanta emoción entrandoen la Catedral. Mil cosas me han pasado desde el final de octubre hasta hoy. Y de una cosa estoy seguro: llevaré esta esperanza con la cabeza alta el resto de mi vida hasta el día en que tomaré un café en el bar del Paraíso con Jesús y todos los apóstoles. ¡De veras lo creo!” 25/XI/2004. Peregrino italiano

  Este peregrino siente en su interior una energía que no es otra cosa que la Gracia de Dios que Santiago consigue para los que buscan su tumba.

  Y ¿quien es Santiago? ¿Es cierto que esa es su tumba? ¿Por qué esa tumba ha atraído tantos millones de peregrinos a lo largo de más de un milenio? ¿Qué buscaron allí estas personas para jugarse la vida en este peregrinaje?

  Son quizás estas preguntas cuya respuesta vale la pena desgranar en el caminar del último día.

 

  Santiago Apóstol

  Preguntar por la identidad del Apóstol Santiago durante siglos hubiera sido una banalidad. La ignorancia que modernamente se ha apoderado de muchas generaciones nos obliga a comenzar precisando la personalidad de aquel cuyos huesos han merecido uno de los impresionantes mausoleos que existen en el mundo: La Catedral cuyas torres pronto avistarás desde el mencionado Monte del Gozo.

  Estamos ante uno de los tres apóstoles más íntimos de Jesús, el Hijo de Dios, el Mesías (Ungido de Dios). Es más, con toda probabilidad le unían con Jesús vínculos de consanguinidad a través del parentesco con la Madre de Jesús: María de Nazaret.

  Santiago, hombre vehemente, fogoso y entusiasta, abandonó a su Maestro cuándo éste fue apresado en el Huerto de Getsemaní, pese a haber presenciado su terrible agonía o, a lo mejor, por esto mismo. Su fe en Él, se cayó por tierra al ver que era incapaz de poder con sus enemigos.   Al verlo crucificado, muerto y sepultado, como suele ocurrirle a estos  emperamentos, debió pasar de la euforia a la depresión. El encuentro con Jesús resucitado curó su mal y le convirtió en un valiente portador de su Palabra trasmitiendo a todos los que se le pusieron a tiro la gran noticia, la mas grande que ha recibido la humanidad: “La muerte ha sido vencida. Jesús ha resucitado. El Amor es el Camino seguro hacia la felicidad y esta felicidad absoluta para el hombre es posible y depende de nosotros. Jesús ha iniciado una nueva humanidad, un nuevo reino: el Reino de Dios que deberá desarrollarse ya aquí hasta alcanzar su plenitud y realización plena tras la resurrección”.

  Anunciando esto llegó hasta el extremo del orbe y, tornado a Jerusalén, fue ajusticiado por orden del Rey Agripa I. Buscando darle una sepultura honrosa, sus discípulos lograron robar el cadáver y traerlo a lo que hoy es Santiago.

 

  La Meta del Camino. “El Camino de Santiago siempre ha conducido a Cristo” (Juan Pablo II).

  Su sepulcro fue un altavoz mucho más sonoro, que su voz de hombre mortal. La Iglesia de Compostela ha plasmado este su mensaje en el incomparable Pórtico de la Gloria. En síntesis, la meta del camino te dice que tu razón de ser está en Dios, que te ha creado para que seas feliz. Ante la incapacidad de la humanidad para descubrir por si misma la vía de la felicidad, el mismo Dios se hizo presente en la historia en Jesús de Nazaret. Muchos de los que lo trataron, creyeron en él y le reconocieron como la manifestación de Dios en forma humana: Hijo de Dios. También Palabra eterna de Dios entre nosotros. Pasará el cielo y la tierra pero sus palabras no pasarán.

  Su vida nos dejó patente que el amor es la clave de la felicidad humana, porque el desamor y egoísmo, individual y colectivo, personal e institucionalizado, es la causa del dolor, la frustración, el fracaso y, muchas veces, de la muerte. El mismo, por ser fiel a su misión, sin concesiones a consensos o al desamor y egoísmo imperante, acabó su vida en un patíbulo, mostrándonos así hasta donde puede llegar la libertad del hombre. Porque, si hemos sido hechos para amar, necesitamos la libertad, pero esa libertad puede ser utilizada en dirección contraria de aquello para lo nos fue dada: para poder amar. Por eso Dios no pudo evitar la muerte ignominiosa de su Hijo. Pero, escribiendo derecho con líneas torcidas, nos dejó claro el poder que tenemos para romper sus planes y las consecuencias de nuestras rupturas. Pero aquella muerte hizo posible su resurrección y también, según su palabra, la nuestra.

  Su resurrección significó fehacientemente el Reino de Dios. Un reino que los judíos esperaban y que Jesús hizo presente en “este mundo”, pese a no ser de “este mundo”. Reino que, lo mismo que la levadura fermenta la masa, que en la semilla está presente el árbol, está trasformando el corazón de los que a él se adhieren y con él se comprometen desde el egoísmo al amor. De esta forma el Reino de Dios es una realidad que se construye poco a poco, progresivamente, como recorrer un camino hacia una meta. Así entendió el camino este peregrino:

  "El Camino de Santiago, como la vida misma, como Él que nos sostiene, es una experiencia maravillosa. No tiene fin, porque llegas y te das cuenta de que tienes que seguir caminando, hacia Santiago, hacia los demás, hacia el interior de ti mismo, hacia Dios. Y esto sólo se acabará cuando se nos acabe la vida que disfrutamos cada día".

  El camino que has recorrido es un símbolo de la vida, de tu vida, y la meta es símbolo de la llegada a la Jerusalén celestial, representada en el Pórtico de la Gloria de la Catedral. Ciertamente el Camino de Santiago siempre conduce a Jesús, el Señor.

 

  Ya en Santiago

  La llegada a Santiago es hoy muy distinta de lo que era en siglos pasados. Como todas las ciudades, ha crecido extendiendo sus lindes varios kilómetros fuera de lo que en otro tiempo fue su recinto amurallado. Así, antes de llegar a la Catedral, pasarás por infinidad de calles modernas, vías de gran circulación y hasta sobre una autopista. El Monte del Gozo, aunque muy urbanizado, aun conserva algunos rincones que evocan el pasado. En su capilla, dedicada a San Marcos, hay acogida a peregrinos y a veces actos para peregrinos. Un poco desviado de la ruta, está el Centro “Juan Pablo II” para acogida de peregrinos.

 

  Desde la Puerta del Camino

  En el lugar llamado “Puerta del Camino”, cruzas lo que en otro tiempo fue el umbral del recinto amurallado; pocos metros más arriba, en el primer cruce a la izquierda, verás la Iglesia de Santa María del Camino. La madre de Jesús, con toda probabilidad tía del Apóstol, está presente en todo el Camino y desde tiempo inmemorial fue ligada al ministerio apostólico de Santiago, al que las tradiciones y leyendas nos la presentan acompañando y apareciéndosele en varios lugares. Es la gran ocasión para saludarla y darle gracias por su sí decisivo a la llamada de Dios; por este sí el Padre se hizo presente entre nosotros y la humanidad entera puede ver un horizonte de felicidad completa.

 

  En la Catedral

  Al llegar a la Catedral, si entras por la fachada principal, te encontrarás el Pórtico de la Gloria, representación de la Jerusalén celestial. En el Portal de Internet de la archidiócesis de Santiago, puedes encontrar una explicación detallada del Pórtico y bajarla a tu ordenador. El encuentro con esta maravilla, interpelaba al peregrino invitándole a adherirse y comprometerse con el mensaje del Apóstol: la construcción del Reino de Dios. Su respuesta era pronunciar el sí con la mano puesta sobre la columna del parteluz, realizando un acto de fe y compromiso. Puedes hacerlo con la recitación del Credo u otra fórmula a tu gusto. Por desgracia este acto se ha degradado y convertido algo supersticioso. Huye de eso, y de las consejas que por ahí circulan. Esta manifestación del compromiso con el Reino concluía con un abrazo a la estatua del Apóstol que preside la Basílica. Puedes dárselo también.

 

  Ante el Sepulcro de Santiago

  Debajo del altar está la Tumba de Santiago, cuyos restos, junto a los de sus discípulos Santos Atanasio y Teodoro, se guardan dentro de la urna de plata cincelada que preside el altar. Es un lugar ideal para entretenerse en coloquio agradecido con Santiago, nuestro padre en la fe, y pedirle que te lleve a Jesús, su maestro y amigo. En la misma página de Internet antes citada tienes también una explicación detallada de ese lugar. No te olvides de escuchar el “grito lleno de amor” que el Papa Juan Pablo II envió a Europa desde la Catedral el día 9 de noviembre de 1982; siete años después el mismo día caería el Muro de Berlín.

 

  El Sacramento de la Reconciliación.

  Durante el camino ¿a que te has encontrado muchas veces contigo mismo y has descubierto lo que hay en ti que va contra el Reino de Dios? Es la gran ocasión para confiar estos secretos a un representante de Dios y pedirle que en su nombre te ofrezca el perdón. La Catedral te ofrece confesores para que puedas hacerlo.

 

  La Misa del Peregrino

  La Misa del Peregrino será la gran ocasión de consolidar tu compromiso con el Reino de Dios en compañía con muchos de los que te han acompañado a lo largo del Camino. ¡Que gran ocasión para que la recepción del Cuerpo de Cristo selle una amistad duradera!

  La Compostela, que te otorgarán en la Rúa del Villar 1 si reúnes las condiciones para recibirla, es un certificado en el que consta que has peregrinado a Santiago por motivos de piedad y devoción. Será un recuerdo de tu peregrinación y del  compromiso contraído con Dios de ayudar a construir su Reino.

 

  Inicio del Camino de la vida.

  En la fachada románica de la Catedral, llamada de “Las Platerías”, verás un crismón en el que el А y Ω se tornan Ω y А, y es que el fin del Camino de Santiago es principio de una nueva vida que has de realizar a partir de ahora. Escucha lo que pensaba y sentía este peregrino alemán al llegar a la meta:

  "Llegada a la meta me doy cuenta de que todas estas semanas han sido para mi una etapa del largo Camino de la vida hacia el Señor. Y realmente aquí le puedo decir al Apóstol Santiago: "Muéstrame al Señor", y después retomar otra vez el Camino". 26-V-2004.- K. (Alemania)

  Lo podrás hacer de muchas maneras ayudado de la organización eclesial de tu tierra. En muchos sitios hay cofradías de Santiago y donde no las haya, puede haberlas y tú puedes ser el alma de alguna. Todos estos son medios para cumplir mejor el compromiso de colaborar en la construcción del Reino y ayudar a los demás a hacer lo mismo.

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                                                                  delhommeb at wanadoo.fr -  01/02/2023